lunes, 15 de enero de 2007

La inflación en América Latina

La verdadera integración de América Latina solo es posible con el impulso de gobiernos democráticos promotores de la paz, garantes de las libertades públicas, defensores de los derechos humanos y que trabajen de forma conjunta y concertada en objetivos comunes que permitan superar la pobreza y alcanzar el desarrollo económico y social de cada uno de los países.

Uno de los indicadores económicos asociado a la pérdida del poder adquisitivo y por ende al incremento de la pobreza, es sin duda la inflación. Situación que han entendido los gobiernos serios de la Región para impulsar un conjunto de objetivos asociados a políticas conservadoras en materia de intereses de los respectivos Bancos Centrales.

Las tasas inflación en los países de América Latina para el año 2006, fue la siguiente:

Perú - 2,4%
Panamá - 2,8%
Brasil - 3,1%
Ecuador - 3,2%
Chile - 3,5%
México - 3,5%
Bolivia - 4,1%
El Salvador - 4,1%
Colombia - 4,7%
Honduras - 5,8%
Uruguay - 5,9%
Guatemala - 6,9%
República Dominicana - 8,5%
Nicaragua - 8,6%
Paraguay - 8,9%
Argentina - 9,8%
Costa Rica - 13%
Haití - 14,1%
Venezuela - 17%

Destaque para Brasil, que pasó del 11° lugar en el año 2005 al 3° en el año 2006, como el país de la Región con el menor índice de precios detrás de Perú y Panamá. En el extremo contrario se encuentra Venezuela ocupando la última posición del ranking de los países latinoamericanos por cuarto año consecutivo y con una de las inflaciones más altas del planeta.

Pero, ¿A qué se debió el éxito en la política económica de Brasil? Básicamente, al fortalecimiento de su moneda frente al dólar, a una buena oferta de productos agrícolas y la reducción de algunas tarifas públicas.

Entre las economías emergentes a nivel mundial, Brasil ocupa para el 2006, la posición 11, por delante de Ecuador (3,2%), Chile (3,5%) o Argentina (9,8%) que ocupa la posición 33. Polonia tiene la inflación más baja entre los países emergentes (0,9%), seguida por Arabia Saudita (1%) y por algunos países asiáticos.

A manera de ejemplo y como modelo digno de imitar, en Brasil los alimentos tuvieron un alza en el 2006 de apenas 1,22%, muebles y artículos del hogar registraron descenso de -2,72%, energía eléctrica 0,28%, telefonía fija -0,83%, gasolina y combustibles 2,30%, higiene personal 0,65%, artículos de limpieza -2,29% y equipos de audio, video e informática con una significativa reducción de -12,07%.

viernes, 12 de enero de 2007

El Culto al Presidente

La historia de América Latina es la historia de la tentativa de crear estados modernos sin crear sociedades modernas. Desde la independencia se presenta una característica que predomina hasta ahora: un esfuerzo por resolver los problemas políticos sin cambiar el orden social, sin modernizar la sociedad. Esto ha conducido siempre a un agravamiento de la situación social latinoamericana.

La tradición monárquica era muy fuerte, hubo tentativas de establecer una monarquía en Perú, de dar una corona a Simón Bolívar que la rechazó y de fundar un imperio en México y Centroamérica. En Brasil, la independencia la proclamó el propio regente, hijo del Rey de Portugal, y el imperio que entonces se estableció duró hasta 1889. Finalmente, la forma republicana, como la de Estados Unidos o la de Francia predominó en toda América Latina.

Pero esto era solo una cuestión de forma, más importante fue el problema de la relación entre las diversas y económicamente dispares regiones de cada país. Hubo largas luchas entre los partidarios de una forma federal de estado y los que querían un estado centralista. Se puede decir que los elementos liberales preferían el federalismo, porque correspondía más a sus principios, y porque solían ser más fuertes en las provincias que en la capital; mientras que los conservadores deseaban el centralismo, porque permitía a un pequeño grupo controlar todo el país desde la capital y les daba mayores probabilidades de contrarrestar la acción de los liberales.

Sin embargo, en algunos lugares los conservadores fueron federalistas y los liberales centralistas. En torno a esta cuestión hubo guerras civiles y contiendas sangrientas en Venezuela, Colombia, México y Argentina. La tradición centralista precolonial y colonial fue más poderosa que el deseo de imitar la Constitución Norteamericana o que los intereses de partido. Si bien en algunos países hay constituciones federales (Argentina, México, Venezuela), en todos la práctica es rígidamente centralista. De todos modos, la organización del Estado era una cuestión administrativa, pues se trataba de saber de qué modo podría funcionar mejor, pero no quién debía gobernar ese Estado.

En toda América Latina la vida política giraba en torno al Presidente. Centralista o Federalista, Parlamentario o Presidencial, el Estado se hallaba en poder de una exigua minoría con tendencia al poder personal, bien sea legítimo o ilegítimo. Esa es una larga tradición en América Latina: El Culto al Presidente.

Y ese culto a la figura presidencial lejos de cesar en los tiempos modernos, parece incrementarse en pleno siglo XXI. Para muestra tenemos el caso del actual presidente de Venezuela, que luego de ser reelegido, según cifras oficiales, con poco más de 7 millones de votos contra poco más de 4 millones de la oposición y 5 millones que no se manifestaron por ninguna de las dos opciones, solicita a la Asamblea Nacional poderes económicos especiales y una reforma constitucional que le garantice la elección indefinida. Asamblea Nacional que hasta podría considerarse "ilegítima" en un estado de derecho, al ser elegida por menos del 10% de los electores y con representación de un solo sector del país… el del Presidente.

Y mientras los venezolanos se sienten “conejillos de indias” de un socialismo experimental, sin precedentes y fuertemente concentrado en un "rey", en un "dictador" o en aquello que el propio presidente venezolano desee ser… en Brasil, el Presidente Lula se frota las manos. Se trata de una posición ideológica mientras Venezuela se sepa comportar en el MERCOSUR, no perjudique los intereses brasileños y no debilite el liderazgo natural de Brasil en la región.

Eso porque el presidente venezolano es el socio comercial ideal para Brasil. Brasil exporta 1 billón de dólares más para Venezuela que para Francia o para el Reino Unido, sus dos principales socios históricos comerciales. De enero a noviembre de 2006 Brasil exportó 3,3 billones de dólares en productos terminados para Venezuela, sin ningún tipo de retribución equivalente en la otra dirección. Tal cual el título de la telenovela “Sin tetas no hay paraíso”, la Venezuela de Chávez es un teta convertida en paraíso para los productos, servicios y empresas brasileñas.

La política "bolivariana" le da la espalda a Estados Unidos y se pone de frente para el sur del continente. Es decir, a merced de Brasil que tiene la mitad de la superficie, la mitad de la población y la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) de América del Sur… por ahora todo se le permite por ser excelente para la economía brasileña, eso sí, hasta tanto no influya negativamente en las inversiones brasileñas en la Región o en las inversiones internacionales en América Latina y principalmente en Brasil.

La tradición en América Latina de rendirle culto a los presidentes, genera "rivalidad" entre presidentes y un agravamiento de la situación social de los pueblos cuyo presidente resulte el más débil, o sencillamente el "tonto útil"... Todo lo contrario a una verdadera integración, donde la base fundamental debe ser una relación ganar/ganar para el conjunto de la sociedad.



Fotografía: (Lula - Rogério Assis)

martes, 9 de enero de 2007

¿Qué ha sucedido para que América Latina se haya retrasado?

Para 1.492, los pueblos indígenas de México, Guatemala, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia tenían una organización social más avanzada y un nivel de vida más alto que los indígenas de las regiones de lo que hoy lleva el nombre de Estados Unidos.

En el siglo XIX, España perdió sus territorios americanos 50 años después de la Proclamación de Independencia de las 13 colonias de la Corona Británica. Para entonces, los Virreinatos españoles tenían un grado de desarrollo superior, poseían mayores riquezas en explotación y mayor población. Al sur existían universidades y medios de cultura de los que carecía el norte. Las ciudades del sur eran mayores y más ricas... La riqueza de los grupos dirigentes de la sociedad era también mayor en el sur que en el norte.

Sin embargo, al cabo de poco más de dos siglos, la comparación ya no es favorable a los países de habla española y portuguesa... ¿Qué ha sucedido para que América Latina se haya retrasado?... Lo cierto es que ese atraso no se debe a la carencia de recursos naturales, se debe más bien a factores humanos y sociales.

La historia de América Latina durante esos poco más de 200 años, está llena de hechos y figuras que pueden ocultar lo fundamental. En cada uno de los países latinoamericanos proliferan los caudillos populistas, las rebeliones, las guerras civiles, los diferendos fronterizos y los golpes de estado. Los países latinoamericanos han tenido gobiernos de diferentes matices y colores: de centro, de derecha, de izquierda, dictaduras militares de ultra derecha y hasta tiranías comunistas tropicales; pero en cada uno, hay un denominador común: ausencia de cambios sociales en los cambios políticos y un excesivo personalismo en torno a la figura presidencial rodeada de aduladores, o como decimos en Venezuela, chupa medias y "jala" bolas, que generan clientelismo político, tráfico de influencias, ineficiencia gubernamental y una excesiva burocracia que no da solución a las necesidades básicas de la población... Para colmo de males, los líderes no asumen su responsabilidad y achacan la culpa de todo lo malo a los gobiernos anteriores, al norte, a los imperialistas, a los españoles y hasta a Cristóbal Colón.

En América Latina, a las colonias sucedieron países... a los gobernantes enviados por España sucedieron gobernantes improvisados designados por los terratenientes o por las cúpulas militares. A la clase dirigente oligarca sucedieron burócratas y corruptos fanfarrones que se atacan unos a otros, se deponen, se destierran, lanzan ofensivas, redactan constituciones en pocas semanas y las cambian en pocas horas.

Simón Bolívar concluía: “De un caso a otro, el Nuevo Mundo parece un abismo de abominación... no hay fe en América, ni entre los hombres ni entre las naciones. Los tratados son papeles, las constituciones libros, las elecciones combates, la libertad anarquía y la vida un tormento”. Por eso reclamaba: “un Gobierno estable, consecuente con nuestra situación actual, análogo a la índole del pueblo y, sobre todo, que nos aleje de esta feroz hidra de la discordante anarquía”.

¿Hasta qué punto es válido, decir entonces, que los problemas de América Latina se deben al capitalismo o a las políticas neoliberales?... Nuestros males se deben fundamentalmente a la corrupción política, a la impunidad jurídica y al deseo de los dirigentes de mantener a los pueblos latinoamericanos dependientes de las oligarquías de turno.

Una vez más surge el genio visionario de Bolívar, que al prever que América Latina entraría en una etapa de dictaduras y tiranía, llegó a afirmar... que había arado en el mar. Urge pues la unión y la integración latinoamericana más allá del banal y manipulador discurso político de promesa a futuro. La integración debe ser construida día a día por cada latinoamericano como única vía para generar los cambios sociales que nos permitan superar la pobreza e impulsar el desarrollo sostenible.


Fotografía: (Distribución de sardinas entre los pobres de Rio de Janeiro - Mirian Fichtner)

miércoles, 3 de enero de 2007

Sonia Braga


"Con harta frecuencia, nosotros, en el primer mundo, consideramos que la educación es algo diferente de las necesidades elementales como bastante que comer y un lugar decente para dormir. No podemos educar bien a los niños que pasan hambre la mayor parte del tiempo y que andan por las calles buscando un lugar seguro para dormir". / SONIA BRAGA.

El proyecto radial Conexión América Latina incluía una sección dedicada a Personalidades Latinoamericanas. Desde un principio había descartado a los políticos por estar, generalmente, asociados al populismo, a la corrupción, al autoritarismo, a la demagogia y a la violación de derechos humanos… así que en esa oportunidad opté por doce reconocidos escritores. Ahora bien, ¿qué personalidades incluir en el blog? La respuesta no fue sencilla dado el carácter de medio alternativo insertado en una aldea global que tiene esta plataforma de comunicación.

Después de varias reflexiones me decidí por Sonia Braga, por ser una personalidad global en su carrera artística y como colaboradora de la ONU en campañas de defensa de los derechos a la educación, a la alimentación y a la vivienda que tienen los niños del mundo y principalmente los de América Latina.

Sonia María Campos Braga, nació en Maringá, al norte del estado de Paraná, Brasil, el 8 de junio de 1950. La actriz tuvo que abandonar la escuela cuando tenía 14 años para ayudar a su familia trabajando como actriz infantil en la televisión brasileña. A los 17 años también hacía teatro y a los 19 años rodaba su primera película. Con poco más de 20 años Sonia ya era una importante actriz de telenovelas y en 1977 alcanzó la fama como actriz internacional por su papel en la película de Bruno Barreto, “Doña Flor y sus dos maridos”.

En 1983 compartió protagonismo con Marcello Mastroianni, en la película “Gabriela”, una adaptación de la novela de Jorge Amado. En 1985, daría el salto a Hollywood para actuar en la adaptación cinematográfica de la novela de Manuel Puig, “El beso de la mujer araña” junto a William Hurt y Raul Julia. Tres años más tarde, Robert Redford la dirigía en el socialmente comprometido film “The Milagro Beanfield War”, que Sonia rodaría casi en paralelo con la comedia “Moon Over Parador” y en la que mostraba su faceta cómica en el papel de amante de un fallecido dictador latinoamericano interpretado por Raul Julia.

Sonia Braga y su frecuente compañero de actuación Raul Julia vuelven a trabajar juntos en 1990 en la película "The Rookie" de Clint Eastwood, y en 1994 en la película biográfica de HBO "The Burning Season".

A mediados de los años 90, Sonia volvió a Brasil para producir y actuar en "Tieta do Agreste", película basada en la novela de Jorge Amado y dirigida por Carlos Diegues. Siguieron "Angel Eyes", "La novia del mar", "Testosterone", "Empire", entre otras películas y series de televisión.

En su trayectoria profesional Sonia Braga ha recibido múltiples premiaciones en su Brasil natal y varias nominaciones a premios internacionales, tales como "Mejor Revelación" en los premios cinematográficos BAFTA por su actuación en "Doña Flor y sus dos maridos", una nominación para los premios Emmy y Golden Globe en 1994 como mejor actriz secundaria en "The Burning Season", una nominación para el Golden Globe en 1989 como mejor actriz secundaria en "Moon Over Parador" y una nominación para el Golden Globe en 1986 como mejor actriz secundaria en "El beso de la mujer araña".

martes, 2 de enero de 2007

¡Juntos somos más fuertes!


Fotografía: (Círio de Nazaré - Rogério Assis)

América Latina cuenta con suficientes recursos naturales y humanos para promover esfuerzos conjuntos que permitan superar las condiciones sociales en las que viven las grandes mayorías que no tienen acceso a la educación formal, a la salud y a la vivienda. Esfuerzos complementarios deben orientarse a incrementar la capacidad del aparato productivo de los países de la región y así generar empleo y reducir la pobreza.

La toma de conciencia de que la región enfrenta situaciones y experiencias comunes han dado un carácter positivo a las tareas de integración, pero la misma solo será posible con el impulso de gobiernos democráticos promotores de la paz, garantes de las libertades públicas y los derechos humanos. En tal sentido, deben cesar los intentos de imponer proyectos políticos personalistas asociados a polos “ideológicos” que solo garantizan aislamiento y recurrencia de crisis políticas y económicas para la mayoría de los países latinoamericanos

La promoción y realización de proyectos comunes no solo es una manera de reforzar la cooperación, sino que contribuye a estimular actitudes, interrelaciones y formas de proceder acordes con el espíritu democrático de los pueblos latinoamericanos.