Para 1.492, los pueblos indígenas de México, Guatemala, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia tenían una organización social más avanzada y un nivel de vida más alto que los indígenas de las regiones de lo que hoy lleva el nombre de Estados Unidos.
En el siglo XIX, España perdió sus territorios americanos 50 años después de la Proclamación de Independencia de las 13 colonias de la Corona Británica. Para entonces, los Virreinatos españoles tenían un grado de desarrollo superior, poseían mayores riquezas en explotación y mayor población. Al sur existían universidades y medios de cultura de los que carecía el norte. Las ciudades del sur eran mayores y más ricas... La riqueza de los grupos dirigentes de la sociedad era también mayor en el sur que en el norte.
Sin embargo, al cabo de poco más de dos siglos, la comparación ya no es favorable a los países de habla española y portuguesa... ¿Qué ha sucedido para que América Latina se haya retrasado?... Lo cierto es que ese atraso no se debe a la carencia de recursos naturales, se debe más bien a factores humanos y sociales.
La historia de América Latina durante esos poco más de 200 años, está llena de hechos y figuras que pueden ocultar lo fundamental. En cada uno de los países latinoamericanos proliferan los caudillos populistas, las rebeliones, las guerras civiles, los diferendos fronterizos y los golpes de estado. Los países latinoamericanos han tenido gobiernos de diferentes matices y colores: de centro, de derecha, de izquierda, dictaduras militares de ultra derecha y hasta tiranías comunistas tropicales; pero en cada uno, hay un denominador común: ausencia de cambios sociales en los cambios políticos y un excesivo personalismo en torno a la figura presidencial rodeada de aduladores, o como decimos en Venezuela, chupa medias y "jala" bolas, que generan clientelismo político, tráfico de influencias, ineficiencia gubernamental y una excesiva burocracia que no da solución a las necesidades básicas de la población... Para colmo de males, los líderes no asumen su responsabilidad y achacan la culpa de todo lo malo a los gobiernos anteriores, al norte, a los imperialistas, a los españoles y hasta a Cristóbal Colón.
En América Latina, a las colonias sucedieron países... a los gobernantes enviados por España sucedieron gobernantes improvisados designados por los terratenientes o por las cúpulas militares. A la clase dirigente oligarca sucedieron burócratas y corruptos fanfarrones que se atacan unos a otros, se deponen, se destierran, lanzan ofensivas, redactan constituciones en pocas semanas y las cambian en pocas horas.
Simón Bolívar concluía: “De un caso a otro, el Nuevo Mundo parece un abismo de abominación... no hay fe en América, ni entre los hombres ni entre las naciones. Los tratados son papeles, las constituciones libros, las elecciones combates, la libertad anarquía y la vida un tormento”. Por eso reclamaba: “un Gobierno estable, consecuente con nuestra situación actual, análogo a la índole del pueblo y, sobre todo, que nos aleje de esta feroz hidra de la discordante anarquía”.
¿Hasta qué punto es válido, decir entonces, que los problemas de América Latina se deben al capitalismo o a las políticas neoliberales?... Nuestros males se deben fundamentalmente a la corrupción política, a la impunidad jurídica y al deseo de los dirigentes de mantener a los pueblos latinoamericanos dependientes de las oligarquías de turno.
Una vez más surge el genio visionario de Bolívar, que al prever que América Latina entraría en una etapa de dictaduras y tiranía, llegó a afirmar... que había arado en el mar. Urge pues la unión y la integración latinoamericana más allá del banal y manipulador discurso político de promesa a futuro. La integración debe ser construida día a día por cada latinoamericano como única vía para generar los cambios sociales que nos permitan superar la pobreza e impulsar el desarrollo sostenible.
Fotografía: (Distribución de sardinas entre los pobres de Rio de Janeiro - Mirian Fichtner)
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